Hubo un tiempo en que las carreras de caballos “eran cosa de hombres”. Si bien asistían mujeres, la mayoría lo hacía más como acompañante de los verdaderos interesados, que por afición propia. Hoy, sin embargo, la imagen que deja cada edición del “Batalla de Tucumán”, la cita más importante del calendario anual, es una muy distinta. Se trata de una fiesta apta para todo público, a la que asisten familias enteras, como si de una salida al parque se tratara.
Ya desde el portón de ingreso, un cartel avisa que, mientras el precio de la entrada para los hombres es de $ 100, el ingreso de las mujeres y niños es gratuito. Ello habla a las claras de la intención de seguir profundizando esa apertura del turf como una disciplina familiar y no tan “machista” como se la concebía anteriormente.
“Yo prácticamente me crié en el hipódromo, porque mi abuelo era domador, mi papá es cuidador, mi hermano es jockey y el padre de mi hijo también. Y sí, antes era mucho más cerrado todo. Ahora se ven muchas más mujeres y familias, es algo más para todos”, reconoce Lorena Guerra (32 años), acompañada por un grupo de mujeres con el que conversa animadamente en la verde explanada que separa las tribunas de la pista donde minutos más tarde se disputará la novena carrera, el “Batalla”.
Su tía, Inés, lo deja bien en claro: “para pertenecer a la familia Guerra, te tiene que gustar el turf sí o sí. Fue nuestro medio de vida y seguimos acá”. Puede dar fe de ello Tamara Guzmán, de 22 años, que desde que se puso de novia con el hermano de Lorena, se sumó al grupo de mujeres que asiste todos los fines de semana al hipódromo. “Se ve cada vez más presencia de madres con hijos chiquitos y cochecitos. Me parece que antes no se veía tanto eso”, sostiene Tamara, mientras el pequeño Simón, todavía con el chupete en la boca, agita un látigo de jockey como anticipando que su futuro también estará ligado a los caballos de carrera.
“En la época de los militares, no dejaban entrar a los menores”, recuerda Pedro Olalla, que de todas maneras siempre se las ingeniaba para entrar. Desde hace varios años, asiste acompañado por su mujer, Mariela, sus hijos Wanda y Carlos, su nuera Cintia y su nieto, Carlos Jr. “Espero que me salga cualquier cosa, menos jockey”, se ríe Pedro, que asegura sentirse a gusto con ese clima familiar que se vive en el “Batalla” en estos tiempos. “Está bueno, me gusta eso de que no se le cobre entrada a las mujeres. Antes ellas se quedaban en la casa, pero hoy han tomado protagonismo e incursionado en esto. Ojalá sigan viniendo nuevas familias a este hermoso deporte”, cerró el ex delantero de Atlético.
Moreyra fue una de las figuras y siempre quiere volver
El jockey Wilson Moreyra logró un lucido doblete de victorias y se fue feliz de Tucumán. “El año pasado vine por primera vez y gané el Batalla. Esta vez terminé segundo, pero pude ganar otras dos carreras. Es muy lindo ser parte de esta fiesta, que sin dudas es una de las más importante del interior del país. Es muy lindo que la gente disfrute de las carreras y que pueda estar en contacto con los jinetes que competimos en Buenos Aires y que muchas veces solamente nos ven por televisión. Felicito a los organizadores, porque fue una reunión de primer nivel”, indicó el jinete.
“Seguiremos apoyando esta actividad”, dijo Cortalezzi
“Ver el hipódromo colmado, con muchas familias disfrutando de un espectáculo único como son las carreras de caballos, es algo que me llena de felicidad. La Caja Popular de Ahorros seguirá apoyando al turf, porque de esta actividad viven muchísimas personas. Para los entrenadores, jockeys, peones y vareadores es una salida laboral importante”, contó Armando Cortalezzi, que entregó la Copa del Gran Premio “Batalla de Tucumán” a Juan Delgadino, propietario de Sir Melody (foto). El interventor de la Caja Popular dijo que el resultado de la jornada es altamente positivo. “Fue una gran fiesta, con récord de participantes y con la presencia de jinetes y caballos de otras provincias”, explicó.
Al grito de “¡Tucumán, Tucumán, Tucumán!”
No sólo quienes habían apostado por él celebraron el triunfo de Sir Melody: el público en general festejó que el triunfo volviera a quedar en manos tucumanas, luego de que el año pasado se lo llevara Frances Net, de Buenos Aires. Los comprovincianos saludaron, en especial, al jockey Matías Basualdo, que montó al caballo ganador.
El público nunca falla
Como en cada edición del Gran Premio “Batalla de Tucumán”, el hipódromo explotó con la presencia de miles de aficionados y de curiosos que asistieron a lo largo de la jornada para disfrutar viendo en acción a los mejores caballos de la región. Al igual que en cada ocasión, la gente se distendía en el interregno entre carreras, y se activaba nuevamente cuando sonaban las campanadas que anuncian la proximidad de la largada. Mientras muchos adultos se preocupaban por el resultado de la carrera, los niños se entretenían admirando los caballos.